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miércoles, 10 de diciembre de 2008

No hay con que ganar: Se entró a la «guerra» con un ejército débil.



Por: Rodrigo Borja

A dos años de iniciada, con más de 5,300 bajas oficialmente aceptadas, la guerra contra el narcotráfico está perdida. Simplemente no hay con que ganarla. La falta de estrategia y de conocimiento real del problema tiene al país en los linderos de la ingobernabilidad.

Desde octubre de 2007 el Secretario de la Defensa Nacional (SEDENA), general Guillermo Galván Galván, advirtió sobre la urgencia de contar con un mayor presupuesto para las fuerzas armadas y de esa manera frenar su «degradación».

Aun con un presupuesto de 43 mil 623 millones 321 860 pesos, el más alto en su historia. La Secretaría no tiene los recursos suficientes para activar los programas considerados vitales para garantizar la soberanía nacional, la seguridad interior y sobre todo la vigencia y modernización de la institución armada.

Desde la fecha mencionada el general Galván Galván dijo a los legisladores que: «La degradación de nuestro poder militar es tan notable, que en los próximos cinco años (para 2012), este proceso puede tornarse irreversible». Como se cita en un estudio llamado «Agenda, Panorama General del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos». Es un rezago acumulado por décadas.

Con unas fuerzas armadas deficientemente equipadas es como el presidente Felipe Calderón cumplirá el próximo día 11 de diciembre dos años de combatir el narcotráfico en todo el país, combate que en la práctica es un reguero de cadáveres que han hecho de Chihuahua estado y de Ciudad Juárez, su punto de referencia más crudo, con el cuarenta por ciento de las muertes; un promedio de 10 muertes en la frontera y cinco en la ciudad capital diariamente, sobre todo desde la llegada de las fuerza armadas a la entidad que, paradójicamente no ha disuadido las ejecuciones, sino que éstas extrañamente han aumentado.

Nueva estrategia reclama Baeza

Ante los reclamos del gobernador José Reyes Baeza y la mayoría de los presidentes municipales y representantes de diversos organismos tanto de la iniciativa privada como de sindicatos y organizaciones civiles de diversa índole, estuvo en nuestra entidad el procurador Eduardo Medina Mora, lo más destacable de su presencia en la capital estatal, es que sugirió que en Juárez se aplicara el programa «Cero Tolerancia», programa que hace dos décadas tuvo gran éxito en la ciudad de Nueva York, con el alcalde Rudolph Giuliani, pero que evidentemente el procurador no tienen conocimiento del mismo, ya que éste iba acompañado de un mayor número de lugares en las cárceles, créditos para el mejoramiento de vivienda en zonas como el Bronx y era por etapas, de hecho se empezó con los vendedores ambulantes de «hot dogs».

Lo que tenemos en Ciudad Juárez, es una matanza que en lo que va del año ha cobrado más de 1,500 vidas, proponer «cero tolerancia» ante una situación de emergencia como la que viven los fronte-rizos, parece burla, aunque provenga de la incuria y la ignorancia.

Urge una estrategia

Se habla de un cambio de estrategia como si en estos dos años se hubiera tenido una, lo cierto es que urge una estrategia para enfrentar la creciente ola criminal que sacude al país y que ha puesto al descubierto que el aparato de procuración de justicia y las fuerzas de orden público, están infiltrados hasta los altos mandos por los capos del narcotráfico, como se ha comprobado con el jefe de la SIEDO Noe Ramírez Mandujano, un ex desertor de la Armada Mexicana.

Las medidas deben tomarse de inmediato, ya que la situación en la que la «guerra» de Calderón mantiene al país, es cada día más grave y amenaza la existencia del Estado mismo.

Nos remitiremos a la nota principal del diario Reforma de la Ciudad de México, del martes 2 de diciembre: «La guerra interna de los narcotraficantes hizo que los jefes policíacos de la PGR y la SSP tomaran partido.

«Conforme a averiguaciones ministeriales a las tuvo acceso Reforma, mandos de ambas corporaciones fueron cooptados por bandos opuestos del denominado Cártel de Sinaloa».

Las bandas criminales del narcotráfico y sus sicarios en los últimos dos años han diversificado sus actividades, ahora el secuestro y la venta de protección se extienden por todo el país y concretamente en la frontera de Ciudad Juárez, los médicos se han convertido en uno de los primeros blancos de los secuestradores y la venta de protección se extiende a todo tipo de negocios, por modestos que estos sean.

Más que un cambio de estrategia, urgen medidas de sentido común para frenar la matanza y luego atacar de fondo el problema, en los ochentas y noventas Colombia vivió una situación parecida y recordemos que aun cuando el problema persiste, nos referimos al narcotráfico, se superó aquella crisis con una cárcel cómoda y hecha a la medida de los deseos de Pablo Escobar Gaviria.

Si ya Medina Mora dio muestras de no saber lo que es el programa «Cero Tolerancia», si ya declaró que estaba sorprendido de la capacidad de respuesta de las bandas de narco-traficantes, que se haga algo al respecto. Lo que ya no se puede tolerar es el sonido de las AK47 a sólo uno metros de las escuelas de nuestros hijos, mientras ellos toman clase y el ejército y la policía ausentes.s

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