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lunes, 23 de enero de 2012
20 preguntas a Donato Sevilla
La sociedad enferma por la violencia
Por Luis Villagrana
Donato Sevilla, con un doctorado en Sicoanálisis por la Universidad Complutense de Madrid y otro en Filosofía por La Sorbona, en Francia, está en Ciudad Juárez para intentar establecer unidades de atención siquiátrica a personas afectadas por la violencia criminal y en ayudar a sanar esta frontera del mal que él reconocer como Evasión de la Realidad, la que prohijó la realidad critica que hoy se vive aquí. La ciudad como un paciente que se niega a reconocer la responsabilidad absoluta de lo que ahora padece.
1.
—¿Qué antecedentes tiene la asociación que presides?
Somos miembros de un grupo de sicoanalistas que nos identificamos, en un principio, con la escuela de Carl Jung, pero que profundizó en el sicosomatismo como detonante de muchos males físicos y sociales.
2.
—¿Qué haces por acá ahora?
Intentamos integrarnos en unidades de sicoanálisis y siquiatría en hospitales privados para de alguna manera colaborar en la salud mental y espiritual de los juarenses, muy deteriorada en los últimos años, pero que viene desde hace mucho tiempo atrás, pero que ahora detonó o afloró con más fuerza, con la violencia que vivencia en carne propia, desplegada por el narcotráfico con todas sus consecuencias.
3.
—¿Cuándo inician?
—No sabemos. Apenas venimos una avanzada desde España para explorar las posibilidades. Entramos en pláticas con algunos hospitales privados, pero también planeamos entrar al área pública para dar atención a población abierta.
4.
—¿Cómo fue que surgió esta idea?
—Todo surgió a raíz de una serie de conferencias realizadas en la Universidad Complutense de Madrid, titulada «Fronteras Movedizas», en la que se invitó a ponentes de las principales fronteras del mundo, entre ellas esta ciudad. Se intentó exponer las visiones fronterizas no sólo del mundo académico, sino también de esos historiadores cotidianos que son los periodistas, los que se meten al tuétano de la vida urbana y extraen de él conocimientos que casi nunca se sintetizan porque se pierden en el papel de una edición de un periódico, que pierde vida una vez que pasa el asombro del suceso. Desde esa visión intentamos encontrar puntos de coincidencia, tendencias globales, problemas comunes y esbozar un cuadro de soluciones, no desde las políticas de los gobiernos, sino desde el hermanamiento entre personas comunes, lo que los gringos llaman «ordinary people».
5.
—¿Qué los hizo ver a Ciudad Juárez?
—Los problemas de migración, con más precisión, el asunto de la discriminación violenta de que son objeto los migrantes mexicanos en los Estados Unidos, sensibilizó profundamente a un segmento de españoles que tiene una visión más integradora del mundo y no la ego-centro-europeísta que tiene la mayoría de los europeos. Por acá llegaron algunas obras de teatro que daban cuenta de la cruda realidad que se vive en las fronteras, me refiero a Lomas de Poleo, que narra la matanza de jovencitas y finamente los racimos de muertos producidos por las actividades criminales del narcotráfico.
6.
—¿Su objeto es filantrópico pues?
—No somos la sucursal de la madre Teresa de Calcuta, no, sí nos mueve el amor ¿porqué a quién no lo mueve el amor? Entendiendo éste como se quiera entender, pero también el beneficio de entendernos a nosotros mismos como españoles, porque por allá los migrantes latinos, africanos, sufren lo que la virgen. La sociedad española es uno de los países con mayores índices de discriminación hacia sus migrantes. Nos creíamos un país moderno, rico, culto, imbatible, pero la realidad nos abofeteó el rostro y ahora padecemos desempleo, división política y ¿qué hacen los españoles ante eso? Dan visos de volver a lo más aberrante del conservadurismo, al garrote del padre, ahí podemos sentir seguridad, sin importar que se ponga en riesgo las conquistas del estado benefactor. Es decir, nos miramos al espejo y vemos lo que queremos ver y no es así. Hay que ver al verdadero otro, aprender del otro, qué tiene que decir el otro. Integrar las muchas visiones del mundo a nuestro mundo. Emerger todos o nadie, si no vamos juntos esto se lo lleva el carajo.
7.
—¿A qué conclusión llegan en esas conferencias?
—A qué las divisiones mentales y políticas impuestas por el poder en el curso de la historia, han sido derribadas con el acero templado del martillo de la realidad, ha sido las personas ordinarias las que han cambiado los flujos de la historia hasta convertir a los países en otros, a deshacerse de unos pero también integrar otros, incluso, a modificar el rumbo no sólo cultural de las gentes, sino también la esencia de sus espíritus. Así fue modificada Roma, así será modificado Estados Unidos por los millones de almas mexicanas en aquel país gringo y digo almas deliberadamente, porque aunque se ciudadanicen jamás serán norteamericanos, al menos no en el concepto actual, lo que necesariamente llevará a refundar ese país.
8.
—¿Y cómo aplica esto a su intención?
—A qué no podemos permitir que sean los distribuidores de droga los que indiquen los nuevos caminos que hay que andar, a que no sea la codicia demencial de los prestamistas mundiales de dinero los que decidan la vida de los hombres en las calles, a que no sea el ego inflamado del presidente quien decida cómo deben vivir sus representados, para ello, debemos atender las múltiples patologías que padecen los países y sus ciudadanos, además porque este momento es un buen momento para trascender en lo personal, yo, mi grupo y todo aquel que se convenza que esto es bueno para todos.
9.
—¿Qué papel juegan en esto las autoridades?
—Uno muy alejado. Mira, si hay alguien polarizado en su propio mal es el gobernante, desde lo macro hasta lo micro, aquí en lo local se dan casos de ésos. Me tocó estar aquí cuando una banda de delincuentes dejó una manta con un mensaje que contradecía un dicho del alcalde de esta municipalidad en el sentido de que la actuación de su gobierno logró la disminución de homicidios, a lo que los criminales contestaron que no era gracias a sus oficios, sino a que quedaba pocos a quien matar, a esto, el alcalde dijo –palabras más, palabras menos– que no le interesaba lo que dijeran los criminales, que él hacía pedacitos las mantas y las utilizaba para la limpieza de sus necesidades fisiológicas (para quitarse la caca de encima, pues). ¿Qué expresas estas palabras? La vulgaridad de los criminales, la respuesta de uno de los polos del crimen, la similitud de códigos entre el alcalde y los narcos, aquí no hay salud pública, sino un leve choque entre dos fuerzas de un mismo eje, al menos mismo, en el sentido de que expresan valores similares.
10.
—¿No es ésta una valoración política?
—No, en absoluto. Es una valoración semántica de las expresiones sicológicas que se registran detrás de las palabras de los políticos, eso sí, hecha casi en la banqueta, hecha a boca de fuego de una entrevista periodística. Debemos aceptar la realidad y al hacerlo debemos expresarlo tal como viene. No creo estar violando ninguna ley porque no estoy haciendo política.
11.
—¿Está enferma esta ciudad?
—Por completo. Es un mal que la aqueja no de ahora, sino de muchos años atrás. El crimen organizado sólo fue aprovechado por la enfermedad para gritar con más fuerza que debe ser atendida, tomada en cuenta, solventada.
12.
—¿De qué está enferma?
—El mal se llama Evasión de la Realidad y es un mal que aqueja al mundo, no son enfermedades propias de lo que eufemísticamente se llama «países en desarrollo», no, es global.
13.
—¿Cuál es su cuadro clínico?
—Al paciente le da por expresar que es la mejor ciudad del mundo, en hacer creer que en su cuerpo pasan las mejores cosas: no hay desempleo, existe una prosperidad generalizada, le da por resaltar el orgullo regional y presumir la riqueza que genera. Todo se basa en la prosperidad material, lo que además es bastante discutible.
14.
—¿En dónde está la evasión?
—En que mientras presume el empaque, la enfermedad va cundiendo por lo bajito, lenta y callada, hasta que truena por alguna región de su cuerpo. Ignora deliberadamente los dolores que le punzan en el vientre, los mareos que registra su cabeza y las palpitaciones excesivas de su corazón, mientras sigue presumiendo, hasta que ve perdidos muchos de su órganos vitales: Los jovencitos no encuentran la escuela y se inscriben en el crimen organizado, los padres de familia casan a sus hijas con los narcos, éstos aparecen en la página social inaugurando obras de beneficio, con la venia del sacerdote, los bancos guardan sus dineros y realizan sus transacciones, los vendedores de autos están encantados por las compras de contado y mientras el paciente presume en los informes de gobierno su prosperidad la enfermedad le pudre el cuerpo.
15.
—¿Cuáles son los tratamientos recomendados?
—Contrario a lo que hacen los médicos tradicionales de rellenar el cuerpo de su pacientes de pastillas que lo único que hacen es que los síntomas muten y se vayan a otras partes del organismo, los nuevos sicoanalistas jungianos lo que hacemos es intentar que el paciente reconozca la verdad tal cual es, aunque le duela, reconocer que además de los gobiernos en turno, él en su fuero interno permitió la instalación del mal en su organismo y cerró los ojos para creer que no existía. Esto sólo es el punto de partida que inicia el arduo trabajo de recomposición de su alma.
16.
—¿Y para los miembros del crimen organizado no hay tratamiento?
—Si no hay voluntad no puede haber tratamiento. A ellos se les ayuda desde lejos. ¿Cómo? Con la máxima que dice: «La mejor forma de combatir el mal es haciendo el bien». Muchas veces el no-hacer es la mejor forma de sanar. Me refiero a que ni los desfiles evangelistas, ni las oraciones en los templos tendrán efectos divinos si los cambios necesarios no se producen en la sique humana, lo que los creyentes llaman alma.
17.
—¿No se corre el riesgo de que las personas abandonen sus deberes ciudadanos?
—¿Cómo cuales? Si uno de ellos es la denuncia ciudadana, por supuesto que no debe dejar de denunciar, pero tampoco sentarse después d eso a culpar a los demás o, lo que es peor, a negar que tiene un problema grave que él mismo, en su proporción ayudó a generar.
18.
—¿Tendrá remedio el paciente?
—Absolutamente sí. No debemos satanizar la enfermedad, más bien, debemos verla como un proceso natural e inevitable, que aparece para ayudar a que el organismo se equilibre y vuelva a su estándares normales de funcionamiento.
19.
—¿No es tan malo pues lo que sucede?
—Sumamente grave, pero la mala no es la enfermedad, la enfermedad más bien tiene la misión de obligar a que el paciente obtenga la armonía perdida, sí éste no se da por enterado, la enfermedad arreciará los síntomas, hasta que finalmente le haga caso, si esto no ocurre, entonces bien la etapa siguiente: la muerte del paciente.
20.
—¿El fin irremediable?
—Pus es relativo. Los cristianos ofrecen el Paraíso, los esotéricos la reencarnación, es probable que con la muerte sobrevenga otra etapa más plena para los que lo hicieron bien aquí, en Juárez y en España, pero eso nadie lo sabe con certeza hasta ahora.
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