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jueves, 29 de octubre de 2009

Felipe Calderón y el Estado fallido


Por Rodrigo Borja

Bien dice la sabiduría popular, «lo que mal empieza mal acaba» y el gobierno de Felipe Calderón inició con la enorme sospecha de que se había cometido un fraude a Andrés Manuel López Obrador. Siguiendo los pasos de Carlos Salinas de Gortari, quien llegó en iguales condiciones, en lo que en aquel momento se consideró un triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas.

El presidente Felipe Calderón Hinojosa inició de inmediato una gran operativo con el ejército y la policía federal en su natal Michoacán, para combatir el problema mundial del narcotráfico: siete mil quinientos soldados llegaron a la entidad el once de diciembre, sólo poco más de una semana antes había tomado posesión del gobierno, casi a hurtadillas en un acto de dos o tres minutos en una Cámara de Diputados que ardía.

La «guerra de Calderón» contra el narcotráfico, cada vez es más cuestionada y si en los tres años anteriores se fue cauto en la crítica es porque resulta «políticamente incorrecto» mencionar que una lucha de esa naturaleza está condenada al fracaso, aun cuando académicos de todo el mundo y Jorge Chabat en México, desde hace años había hablado de que una lucha contra el narcotráfico estaba condenada al fracaso.

Desde un principio fue evidente que se actuaba, nuevamente como diría la sabiduría popular «a tontas y a locas», se sacaron a miles de soldados a las calles y el resultado fue que en la «guerra de Calderón», se suman más muertos que en la guerra que inició George Bush en Irak.

Es claro que aun cuando la mitad de los políticos juarenses y chihuahuense han viajado a Colombia, para conocer de cerca la estrategia que se siguió en aquel país para «acabar» con el narcotráfico y las constantes visitas a dar conferencias de los ex alcaldes de Medellín, Cali y Colombia, son una gran estrategia de relaciones públicas ya que en los aeropuertos del mundo el llegar de Colombia, lo convertía en automático en un sospechoso de narcotraficante y la imagen del país sudamericano en el mundo era la de un Estado Fallido, en donde gran parte de su territorio era controlado por la guerrilla (Las FARC), otra parte por los narcotraficantes, otra por los militares y el Estado.

Colombia tuvo éxito, baste ver las grandes comitivas que de Ciudad Juárez o la ciudad de Chihuahua, salen para ver de cerca el gran éxito; aunque los datos duros indiquen que la producción de cocaína colombiana y su exportación han tenido aumento en los últimos años comparado con las cifras de la guerra de los noventas.


Acabó la industria turística

La ola de muertos que mensualmente se acercan a los mil en todo el país, sin contabilizar los que se dan en las zonas más calientes del narcotráfico, como el triángulo dorado en donde se juntan los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango o las rancherías arrasadas por el narcotráfico o el ejército en la zona serrana de Chihuahua, de la que ningún medio de comunicación da cuenta.

Esto llevó al gobierno federal a tomar medidas extremas ante el brote de influenza A H1N1, que ocupó los espacios en los medios de comunicación y desplazó de la esfera pública la sangrienta y singular guerra en el mundo contra el narcotráfico, no obstante que éste es un problema en todos los países, es tráfico ilegal globalizado.

El resultado de estas medidas es que las zonas turísticas especialmente, vieron afectadas sus economías de manera terrible, al grado que aún no se recuperan y se realizan constantes campañas para indicar que no se corre ningún riesgo al visitar a México.

Según las proyecciones de las autoridades federales de salud, el rebrote que se prevé por la temporada invernal, tendrá más contagios y muertes que las presentadas los últimos días de abril y el mes de mayo, y sin embargo ahora no se están tomando las medidas extremas de los meses anteriores, que al levantarse hicieron exclamar al presidente que la actitud responsable de México, o sea la suya, habían salvado a la humanidad: La desmesura.


Otro festejo

Fue vergonzoso ver que el presidente de México declaraba que ante la emergencia que se había presentado con el secuestro de un avión al llegar a la Ciudad de México, él se había mantenido en constante comunicación con las autoridades policíacas o sea con Genaro García Luna y que giró instrucciones para que aquello llegara al feliz término como llegó. Contento se veía presidente en cadena nacional, eufórico ya que la prensa mundial consignó el caso; él presumiendo el gran desempeño que los policías bajo sus órdenes habían tenido.

Horas después se supo que era un predicador guatemalteco un tanto desequilibrado quien con una «bomba» falsa, había tenido ocupado por horas a las fuerzas policíacas que según Calderón habían actuado muy bien siguiendo sus instrucciones, no se volvió a tocar el tema por lo menos de manera oficial.


El paquete fiscal

Aún no termina el caso de la miscelánea fiscal para este año, que ha despertado múltiples inconformidades y que en el concierto internacional se ve como una actuación a contrapelo, una acción absurda ya que el resto de los países del mundo están rebajando impuestos para estimular la economía y salir más pronto de la recesión y en México, lo que se busca es más dinero para sostener a la obesa burocracia… sólo desatinos.

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