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martes, 20 de marzo de 2012

Historia regional

Kingo Nonaka y sus andanzas por el norte
(primera de tres partes)
(Fragmento del libro
Historia Regional del Noroeste de Chihuahua
del autor Miguel Méndez García) 
Kingo Nonaka nació en la Prefectura de Fukuoka, Japón el 2 de diciembre de 1889, siendo un adolescente abandonó su destino como pescador de perlas en Fukuoka, Japón, entre Hiroshima y Nagasaki, para llegar a México por Salina Cruz Oaxaca y después haber trabajado ahí, caminó durante 12 semanas hasta llegar a Cd. Juárez, donde se formó como enfermero en un hospital. 
Por situaciones del destino, Kingo Nonaka curó a Francisco I. Madero en la Batalla de Casas Grandes, participó con la División del Norte en varias batallas pues fue Jefe de Sanidad del Batallón de Caballería de la División del Norte. Sacó el cadáver del General Rodolfo Fierro después que se ahogó en la laguna de Casas Grandes. Finalmente se estableció en Tijuana, Baja California.
Su hijo el señor Genaro Nonaka García, está orgulloso de las condecoraciones de su padre como veterano de la revolución mexicana. 
El señor Genaro Nonaka actualmente es Presidente del Patronato del Archivo Histórico de Tijuana y con mucho gusto y emoción accedió trasladarse hasta Nuevo Casas Grandes y dar una conferencia que tituló: (KINGO NONAKA Y SUS ANDANZAS POR EL NORTE) el día 6 de marzo de 1911 con motivo de la celebración del Centenario de la Batalla de Casas Grandes.
Detallo la conferencia tal y como la expresó:
“Una de las preocupaciones en México a partir del siglo XIX, fue la escasa población de algunas regiones del país, y se pensó que la migración extranjera podría ser la solución y México hizo una petición a varios países del mundo y se recibieron respuestas en forma bilateral de Japón y China.
Japoneses a México
Francisco Díaz Covarrubias visito Japón en diciembre de 1874, encabezando la Comisión Astronómica Mexicana para observar el curso del planeta Venus por el disco del sol, manifestó su admiración por los japoneses, “son afables, corteses, valientes, dóciles de aceptar todo género de cultura”. 
El 16 de diciembre de 1883, se estableció la ley de colonización y deslinde de terrenos baldíos, la cual daba oportunidad de tanto a los colonos mexicanos como a los extranjeros, estableciendo claramente los derechos y obligaciones para ambos tipo de colonos. En México en 1888 tuvo el privilegio de ser el primer país de occidente en firmar un tratado con un país asiático, que mereció absoluta reciprocidad reconociendo la soberanía japonesa. Esto repercutió en la inmigración japonesa a México formada por trabajadores para la industria minera, construcción del ferrocarril y la agricultura.
La familia Nonaka, una familia de agricultores, se dieron cuenta de esta solicitud de migrantes colonos y trabajadores y se incorporaron a esta solicitud siendo uno de ellos Kingo Nonaka. Kingo Nonaka dice: “Con mucha tristeza por dejar mi territorio y mas que nada a mis padres y hermanos salí de Japón en compañía de Kinkuro mi hermano y mi tío Shokaro hermano de mi papá en un barco con ruta Japón-Panamá, con escalas en Hawaii y Salina Cruz, Oaxaca”.
La razón de este viaje no era la aventura sino la necesidad económica, debido al  desmedido crecimiento de la población, en 1872 Japón tenía 30 millones de habitantes, en un país donde su extensión territorial era 5 veces menor que el territorio mexicano. “Durante el viaje casi no sentíamos el cansancio por tantas ilusiones y proyectos que planeábamos. En Hawaii experimenté una situación difícil, mi hermano enfermó de un fuerte padecimiento gástrico y por orden de las autoridades del barco, fue bajado de navío para que fuera atendido en un hospital de Hawaii y que al sanar fuera repatriado a Japón. Mi tío y yo continuamos nuestro viaje hacia México, llegamos a Salina Cruz el 3 de diciembre de 1906, tenía yo 17 años, el día 4 de enero salimos a la oaxaqueña Santa Lucrecia, lugar donde trabajaban mas de 1,000 japoneses y cerca de 500 mexicanos en un plantación de caña donde elaboraban azúcar y alcohol, el 5 de enero empezamos a trabajar en esos campos, yo como aguador y mi tío en el campo.
La llegada a Juárez
Empezamos a trabajar con mucho ánimo pero mi tío fue victima del piquete de un mosco y por falta de atención médica, el día 15 de febrero mi tío padeció de una fuerte infección y altas temperaturas y me quede solo. Mi tío antes de morir me dejó $ 500.00 que era todo nuestro capital. Meses después la esperanza y el ánimo de los colonos empezó a minar, según los censos mexicanos de población en el periodo de 1895-1909 fue de 8,400 japoneses que habían entrado entraron por Salina Cruz, eso ocasionó la falta de trabajo, ya había pasado el tiempo de la siembra. Algunos querían regresar a Japón y otros exigían aumento de sueldo y otros desertaron, algunos se establecieron no lejos de ese lugar y algunos emigraron al norte del país con la intención de ingresar a los Estados Unidos, llegando a Ciudad Juárez, Chihuahua, después de tres meses de caminar siguiendo las vías del ferrocarril”, aquí fue donde se hizo la mayor concentración de japoneses; Kingo Nonaka entre ellos, y con la pena también de que muchos de sus compañeros murieron en el camino victimas de frio, hambre, sed y enfermedad.
Después de su llegada a Ciudad Juárez surgió un problema muy grave, la falta del conocimiento del idioma. Algunos de ellos buscaban trabajo en otros estados como en las minas de carbón de Múzquiz, Coahuila., la mina de oro en Magdalena, Soora., y otros lugares. Esos trabajos ya los conocían pues ya habían trabajado en ellos y no hacia falta el idioma, porque la parte teórica ya la sabían.
En su niñez Kingo Nonaka aparte de ir a la escuela, tenía que trabajar en el campo ayudando en el sustento de la familia y en sus ratos libres practicaba el buceo profundo junto con sus hermanos y otros amigos, con la idea de solicitar trabajo en las empresas que se dedicaban al cultivo de perlas, donde los salarios eran muy buenos. La gran mayoría de los aspirantes no eran aceptados por no cumplir con los requisitos, uno de ellos era permanecer sumergido a gran profundidad durante dos minutos, cuentan que algunos buceadores profesionales duraban hasta cuatro minutos.
Para Kingo Nonaka la idea de retornar a los antiguos trabajos era como dar paso atrás a sus propósitos y si ya había llegado hasta este punto debía seguir adelante, además quería cumplir la promesa que le hizo a su hermano Kinkuro cuando lo bajaron en Hawaii: “Seguir adelante y triunfar”, para Kingo la idea de ingresar a la unión americana era una de sus principales metas. Y Mientras dormitaba en un banco de un parquecito como todas las noches, soñaba y soñaba como superar la barrera del idioma.
Kingo era un adolescente que por su baja estatura y falta de alimentación aparentaba menor edad, razón por la cual una señora de nombre Viviana Cardón, al pasar por el parque todas mañanas rumbo a la iglesia, veía a Kingo dormido en una banca, sucio y mal vestido. Una mañana lo llevó a su casa con su familia, lo recogieron, le enseñaron el idioma, costumbres, religión y lo bautizaron en el nombre de José Genaro.
El jefe de la familia Cardón era de profesión picador de toros, y también era propietario de un almacén de semillas y forrajes, lugar donde al poco tiempo José Genaro Kingo empezó a trabajar, aprendiendo rápidamente como desarrollar el trabajo y al poco tiempo estableció su propio negocio del mismo ramo; la suerte para el cambiaba, gracias al apoyo de la familia Cardón y también por las plegarias de sus padres.
Mientras tanto Porfirio Díaz presidente de la república se manifestaba preocupado por las noticias importantes que llegaban a su despacho de palacio, aprehensiones de ciudadanos, la muerte de Aquiles Serdán y un sinnúmero de levantamientos ocurridos en algunas regiones del territorio nacional. Detrás de estas manifestaciones violentas que anunciaban el estallido de la revolución, se ocultaban muchas manifestaciones de injusticia, destacaba la gran concentración de tierras en unos cuantos propietarios en prejuicio de la inmensa mayoría campesina, la miserables jornadas explotadas por los grandes terratenientes, el endeudamiento de los peones con las tiendas de raya, la entrega de la riqueza petrolera y minera a los inversionistas extranjeros y otras protestas mas.
Con esta intranquilidad social latente por la creciente delincuencia, los negocios fueron saqueados por vándalos y el almacén de José Genaro y el de la familia Cardón no fueron la excepción. Por esta razón tuvo que dejar el ramo comercial después de haber sido víctima del saqueo, y vandalismo. Una mañana salió de su casa a caminar sin rumbo fijo, su pensamiento era de lamentaciones por lo acontecido y también por el motivo de perder la esperanza de que ya se estuvieran solucionando sus problemas, sobre todo los económicos, pero no era así. Después de mucho caminar y caminar regresó a su casa sin darse cuenta que ya había anochecido, razón por la cual su madrina la señora Viviana estaba muy disgustada por la tardanza y le dijo: desde mañana te vas conmigo a mi trabajo para tenerte vigilado porque no quiero que te me vayas a convertir en un vago.
Enfermero un buen oficio
  A la mañana siguiente dice José Genaro Kingo, me fui con ella al Hospital Civil de Ciudad Juárez donde mi madrina trabajaba como jefa de enfermeras. Llegamos al hospital y nos dirigimos a las oficinas administrativas, que estaba a cargo del doctor Carrasco como jefe y como segundo el doctor Medina, los dos muy amables muy atentos, nos preguntaban cual era la razón de que estuviéramos ahí y ella pidió permiso para que yo permaneciera en el hospital, exponiéndoles el motivo los doctores dieron permiso.
Salimos de la oficina mi madrina se dirigió a su unidad de trabajo y yo me fui al jardín donde descansaban los pacientes haciendo ejercicio o tomando baños de sol. Ahí estuve sentado buen rato pero me fije que había papeles periódicos, bolsas, hojas de árbol tiradas en el suelo, las recogí y las depositaba en un bote para la basura. Al terminar el trabajo mi madrina y yo nos regresamos a casa y al día siguiente volví a hacer lo mismo. Después de tres semanas me dieron trabajo de barrendero, ganaba siete pesos al mes. Barría el frente del hospital, el jardín, los pasillos, al poco tiempo me enseñaron como barrer las habitaciones de los pacientes y la sala de operaciones. 
Debido al incremento de las manifestaciones violentas cada día llegaban mas heridos y faltaba personal. Fui ascendido a ayudante de enfermero el 4 de octubre de 1909 con un sueldo de veinticinco pesos al mes. Conocí a todos los doctores, enfermeros, enfermeras, también identificaba a casi todos los pacientes por su nombre y su padecimiento. Mi trabajo consistía en administrar los medicamentos a los pacientes y proporcionar material de curación al grupo médico, después hacia curaciones sencillas y después curaciones un poco más complicadas. Al poco tiempo recibí el nombramiento de enfermero de primera categoría, el dos de diciembre de 1910 el día que cumplí 21 años de edad con un salario de setenta y cinco pesos al mes y haciendo el solemne juramento hipocrático. Así continúe cumpliendo con mi deber con mucho trabajo  ya que todos los días aumentaba el número de heridos que llegaban mañana y tarde y noche de distintos lugares cercanos a Ciudad Juárez, mi trabajo era como asistente de los doctores como asistente de algunas intervenciones quirúrgicas o haciendo curaciones a pacientes recién operados, sin descansar sin dormir o durmiendo unas cuentas horas, después de algunos meses me vi en la necesidad de pedir al administrador del hospital unos días de permiso para descansar los cuales me fueron concedidos, sin imaginar que eso cambiaria el rumbo de mi vida. (Continuará).
Por un error de programación en del blog en esta edición se publican la primera y la tercera parte de este serial. la segunda parte esta en la ed. 1023

1 comentario:

JuanaGallo1910 dijo...

Muy interesante, yo buscando quien habia rescatado el cuerpo de Rodolfo Fierro llegue a este su blog y los tres capítulos me parecieron geniales... son de las personas que no se conocen pero que gracias a muchos anónimos, es que se gesto esta guerra. Saludos y felicidades!
@JuanaGallo1910