Los de a pie

Bartlett y los otros

Por: Luis Villagrana

A unos meses de ser senador por “las izquierdas”, el todavía priísta Manuel Bartlett es hora todavía que no le pone nombre al esqueleto que guarda en el armario desde 1988 hasta la fecha, tiempo que no ha dejado de ser señalado como el artífice del fraude electoral por el cual se encumbró a la presidencia Carlos Salinas de Gortari y se cayó –junto con el sistema- el inge Cuauhtémoc Cárdenas.

Los rijosos del Partido de la Revolución Democrática, que son muchos, aseguran que no moverán “ni un dedo” en esta próxima campaña electoral si Bartlett no es sacado de la jugada, amenaza que no deja de ser más que pataleo sin mayores consecuencias tomando en cuenta que la constante de los políticos es vender caro su amor al mejor postor.

Ahí está como ejemplo Porfirio Muñoz Ledo, quien formó una dupla mortífera con Cárdenas contra el Partido Revolucionario Institucional, al cual cimbraron con su movimiento contra el fraude electoral, convertido en embajador de la derecha en el sexenio de Fox, ahora en la izquierda en segunda vuelta.

No se diga Manuel Camacho Solís, al que se le recuerda haciendo maniobras contra Cárdenas para que reconociera públicamente el triunfo de su jefe Salinas de Gortari, ahora pieza fundamental del Movimiento de Regeneración Nacional al servicio del peje Obrador.

Todos aquellos actores políticos que actuaron en el 88 están ahora vigentes y recompuestos, unos en el mismo partido, otros en diferentes, lo esencial es que en aquellos años se tenía un partido hegemónico y ahora se tiene un sistema de complicidades por el cual todos se cobijan.

Es terrible por injusto y oneroso, que ese sistema de complicidades haya partidizado la vida de los ciudadanos, al grado que no pueda dar ni un milímetro de democracia fuera de los partidos, los cuales están manejados por una burocracia carísima de mantener.

Cierto es que Bartlett tiene un crimen electoral sin aclarar como es debido, es decir, en los tribunales adecuados donde se le pueda juzgar, pero ¿qué político no esconde un crimen en su conciencia? 

Santiago Creel y Juan Molinar Horcasitas eran por aquellos tiempos dizque consejeros ciudadanos, ahora el primero es acusado de abrir puerta ilegal a los casinos y del otro, no se diga, pesa sobre su cabeza la muerte de decenas de niños de la guardería ABC, además de otros pecados del mismo tamaño