Es evidente que el clima de Juárez le ha sentado muy bien a Julián Layzaola, quien durante varios días ocupó la primera página de El Diario de Juárez, empezando con unas ocho columnas en las que se hablaba de que gracias a su trabajo, se habían abatido los índices delictivos en la frontera.
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miércoles, 28 de marzo de 2012
La campaña de Leyzaola
Es evidente que el clima de Juárez le ha sentado muy bien a Julián Layzaola, quien durante varios días ocupó la primera página de El Diario de Juárez, empezando con unas ocho columnas en las que se hablaba de que gracias a su trabajo, se habían abatido los índices delictivos en la frontera.
Fue tan evidente el buen tono de las notas del diario, que más de uno pensó en una campaña de posicionamiento del jefe policíaco, luego de que se hicieron evidentes los abusos de los agentes a su mando y las miles de detenciones que se realizaron, por tener aspecto de pobre o no cargar con una credencial de elector o como ellos dicen en sus partes policíacos, no acreditar modo honesto de vivir, como si traer un uniforme policíaco, los convirtiera en honestos por arte de magia.
La serie de notas terminó con una entrevista en la que el propio Leyzaola Pérez, hablaba de que su plan de trabajo, era para llevarse a cabo en seis años, mismo que hasta ahora no ha sido expuesto en forma clara a no ser en declaraciones aisladas en las que se repite que se está trabajando en limpiar a la policía de malos elementos y que para ello se aplican pruebas de confiabilidad… pero plan lo que se dice plan, no se ve por ningún lado.
El director de El Diario, es conocido por su afición a la cacería, las armas y al parecer este tipo de aficiones han creado una buena química con el jefe policíaco, quien visita constantemente en los fines de semana al periodista en su rancho de Nuevo México, en donde comparte sus aficiones, tal vez esa sería la más inocente de las explicaciones de la campaña de relaciones públicas y de mejoramiento de la imagen de Julián Leyzaola.
No obstante lo anterior, los abusos de la policía con los juarenses de a pie en el centro de la ciudad continúan y en cada caso sólo dos posibilidades se dan, por un lado son remitidos y multados por sus tatuajes y parecer gente de «mal vivir» o bien luego de una «paseada», son extorsionados con una cuota que oscila entre los trescientos y los quinientos pesos.
A Leyzaola le ha hecho bien el clima de Ciudad Juárez y pretende tener una larga estancia entre nosotros, ojala y que los motivos sea los que se esgrimen oficialmente, y no que la plaza es atractiva en los peores términos y por su posición geográfica.
Editorial de la edición 1024
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