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jueves, 17 de enero de 2013
Chago Alcalde:Termina nuevo ciclo panista de 30 años
Por Antonio Pinedo
«Hasta que se nos hizo que estés
ahí», le dijo a Chago Nieto, un viejo amigo, cuando desplegando gran actividad
se desempeñaba como alcalde suplente, en la
primera contingencia invernal, en la que incluso el fin de semana estuvo
pendiente de albergues y resguardar del intenso frío a los más necesitados.
Muchos árboles secos del Chamizal,
fueron derribados a primeras horas de la mañana del sábado y
luego de convertirlos en leña se llevaron a las casas de las zonas más
castigadas por la onda gélida, esto lo presenciamos en un video, pero él amplía:
se dieron materiales de inmediato para la construcción de cuatro pies de casa y
enumera otras acciones, todas de gran contenido social, no obstante su
inmediatez y alcances.
Chago, con el entusiasmo y la
sencillez que le conocimos por primera vez cuando era el líder estatal del PRI
en 1981, comenta:
—Fueron sólo 12 días, pero nos
tomamos la foto, con todos los que estuvieron conmigo en la elección de 1983.
Se endereza en su silla como para tomarse la foto, una muestra de su plática de
bulto.
—Pasaron 30 años Chago, se cumplió
nuevamente el ciclo panista.
—Sí, fueron 30 años.
Los recuerdos parecen agolparse en
la cabeza, pero sus primeras palabras luego del breve impasse son para Juan Castro, su patrocinador y compañero en las lides
políticas por 57 años. Quien lo cuidaba como un hijo, con discreción y
generosidad.
—Juanito no lo vio, se nos fue en
febrero.
El colmo de la disciplina
En el terreno de los recuerdos, no
olvida la columna de este escribidor, titulada «El colmo de la disciplina», en
la que se habla de que luego de la traición y deslealtad de Jaime Bermúdez en
1983, Chago le coordinó la campaña para alcalde de 1986. Hizo a un lado que
Manuel Quevedo y Jaime Bermúdez hayan sido los principales impulsores de la
candidatura de Francisco Barrio en 1983, cuando éste había sido su empleado por los últimos seis
años, gracias a las recomendaciones de Federico Barrio, que había pasado de
empleado a socio de Quevedo y Bermúdez, gracias a su ambición y habilidad para
los negocios.
Los vehículos de la campaña
panistas echaban gasolina en las estaciones de Bermúdez Cuarón, sin limitación
alguna, los recursos abundaron, eran los
ricos del pueblo, que no iban a permitir que alguien que no fuera de su clase y
círculo, llegara a la alcaldía, durante todo el siglo XX ellos, los poderosos
empresarios, eran quienes decidían, quien administraría la ciudad, no podían
dejar que llegara un hombre hecho en las lides partidistas y que su base de
apoyo eran los jodidos de la periferia, sin ligas con el gran capital.
La debacle priista
La debacle priista en la entidad
fue generalizada, los 19 municipios más importantes quedaron en manos del PAN.
En Juárez, parece tener rasgos de lucha de clases, pero fueron las
circunstancias que desde la nacionalización de la banca por José López Portillo
se venían generado. Chago recuerda la frase adjudicada a Eloy Vallina.
—Nos quitaron la banca, les vamos
a quitar Chihuahua.
Entre los caídos en 1983 está el
profesor Mario Tarango, quien perdió en Delicias ante Horacio González: Modesto
Flores, apadrinado por Fidel Velásquez, cayó ante Julián Hernández, a quien no
le reconocieron el triunfo; Luis Fuentes Molinar, perdió en Chihuahua ante Luis
H. Álvarez, la única elección que ha ganado don Luis, la más sagrada de las
vacas panistas. Otro ahijado de don Fidel, Primitivo Campos, cayó ante Carlos
Aguilar Camargo, en Camargo. En fin fueron los 19 municipios más importantes.
Casi en desorden Chago recuerda:
—Desde el púlpito Aristeo Baca, el
padre Fong —que en paz descanse, acota—, don Manuel Talamás, hablaban de la
necesidad de un cambio. En una digresión agrega: hasta Héctor Soleno.
Todavía sin entender la disciplina
priista, pregunto:
— ¿Por qué le ayudó a Bermúdez en
1986?
—Me llamaron Lugo Verduzco, Olivares
Santana, Roberto Madrazo.
No dice más, pero es evidente que
el presidente Miguel de la Madrid, siente que se le puede desgranar la
mazorca e impulsa a Bermúdez, perdonando
la deslealtad de 1983.
Muchas fueron las circunstancias:
—Ornelas (el gobernador), quería
a Paco Rodríguez Pérez, me soltaron
hasta el primero de mayo, ya ellos (los panistas) tenían tapizada la ciudad de
propaganda.
Era tal el interés del presidente
De la Madrid, porque las siglas del PRI volvieran a ganar en Chihuahua, que mandaron
a Ulises Ruiz, recuerda Chago, era la estrella de las elecciones, a él lo
enviaban a donde querían ganar o perder, era garantía.
Sobre la importancia del clero en
las elecciones, habla de su tío el
cardenal Juan Sandoval Iñiguez, quien cuando fue cardenal en Guadalajara logró
tres gubernaturas consecutivas, en las últimas ya no pudo por el desgaste.
Pasaron 30 años y el ciclo se
cumplió, el PAN regresa a su papel de 1983 y el PRI se ve nuevamente como
fuerza preponderante.
Chago llegó a la presidencia
municipal por doce simbólicos e intensos días, Juan Castro no lo pudo ver, aun
cuando luchó por ello 57 años.
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