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jueves, 27 de junio de 2013
Las obras y la campaña
La
frase «hay que poner orden ya», se le escuchó a Ramón Galindo en los
tiempos de precampaña interna del PAN, cuando con la fuerza de Cruz
Pérez Cuellar, y en una elección cerrada a la militancia, se preveía el
triunfo de Raúl García Ruiz. La frase nunca fue afortunada, pero habla
de la influencia de Galindo Noriega como coordinador de la campaña de
María Antonieta Pérez, y también de improvisación, ya que un lema de
campaña, debe quedar en manos de especialistas y en trabajo conjunto con
el candidato o candidata, para que refleje su ideología y oferta
política en forma clara y en base a una realidad en la que se pretende
influir para mejorar. Cumplir algún anhelo de los electores por lo menos
el ofrecimiento y por supuesto la intención de cumplirlo, aunque
sabemos que esto último no pocas veces queda trunco.
Fue
la primera improvisación de María Antonieta, en los cinco primeros días
de campaña, empezó a acumular institutos municipales, para cualquier
problema que se le planteara. Vino su amiga y luchadora social de nivel
nacional Rosy Orozco, con el tema de la trata de personas y la panistas
inmediatamente ofreció un instituto municipal para atacar el problema.
Enrique Serrano es reiterativo en que será el alcalde de las mujeres y
su principal contrincante, para pronto, planteo la necesidad de un
instituto municipal de la mujer. Así por el estilo estuvo la primera
semana.
El
debate que era un gran posibilidad para distinguirse y despegarse de
por lo menos los dos principales contendientes, Fue tan mal planeado y
realizado que no cambio las preferencias previas de los electores, amén,
de que sólo uno de cada 10 ciudadanos lo vio.
Pero
volviendo al lema de campaña, es un mala oferta política el apostarle a
que los juarenses están enojados porque se realiza obra pública de gran
envergadura, como lo es el Programa de Movilidad Urbana y los puentes a
elevados o subterráneos que la Secretaría de Comunicación y Transporte
realiza para incrementar los pasos del ferrocarril por el centro de la
ciudad, para una posterior salida al cruce de santa Teresa, cuando la
carga desplazado sea tan importante que reditué la inversión, es quitar
el tren sin pararlo.
Obras como las dos anteriores son deseables y las molestias que provocan son vistas o deben ser vistas con una mirada al futuro.
Las
obras difíciles de defender son las del Transporte Semimasivo, ya que
han sido abandonadas a propósito por dos administraciones o mejor dicho
por tres administraciones y dos alcaldes: el primero en abandonar las
obras fue el panista Jesús Alfredo Delgado y por dos ocasiones ha hecho
lo propio el alcalde Héctor Murguía. Lo cierto es que tratándose de
obras pública, tan rezagada en la ciudad, uno debe poner buena cara a
las molestias. La apuesta panista no parece muy afortunada y creemos no
fue lo suficientemente meditada.
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