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martes, 15 de diciembre de 2009

Gómez Mont y Calderón simplemente cínicos


Tiene al país al borde del abismo y los ciudadanos son los culpables


Por Antonio Pinedo

En el colmo del cinismo al más puro estilo de su mentor Diego Fernández de Cevallos, el Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, declara que la ola de violencia sin precedentes que vive Ciudad Juárez, se debe a que algunos sectores sociales abrieron la puerta a algunos negocios «lícitos» del crimen organizado.

Habla como si la violencia no se diera en todo el país y con un supremo desconocimiento del proceso histórico del narcotráfico en México, que nació coludido con las autoridades políticas y militares en la segunda década del siglo pasado y eso está plenamente documentado (Luis Astorga. Drogas sin Fronteras. Grijalbo, 2003).

Cuando habla de negocios lícitos se debe referir a la cadena de almacenes «Ley». A cadenas nacionales de casas de cambio propiedad de prominentes políticos del pasado reciente, en fin a una serie de negocios con décadas de funcionamiento y olvida que la violencia que sacude a los juarenses en particular, pero a rodos los mexicanos en diversos niveles, tienen su origen en la colusión de los gobiernos en sus diversos niveles tanto en los setentas años de PRI, como en los diez años de PAN, y la crisis actual es producto de la irregular llegada de Felipe Calderón al poder y sus afanes de legitimarse en los hechos y lo único que ha logrado es hacer de México un país inhabitable, que no diga ahora que los juarenses somos culpables.


Cinismo

En un encuentro con la prensa extranjera el secretario Gómez Mont, dijo que estos sectores sociales de Ciudad Juárez llegaron a mantener relaciones de «cooperación» con grupos criminales, que ahora se han vuelto contra ellos.

La visión del secretario es muy corta, el problema nacional lo circunscribe a Ciudad Juárez, como si de esa manera los crímenes en el resto del país y las ligas que empresarios y políticos de todo el país han establecido con los narcotraficantes desde su invención en el 1914 no existieran. Usamos la palabra invención, porque antes de 1916, no existía el delito de narcotráfico porque no estaba prohibido su consumo.

Dentro de sus declaraciones de deslinde el secretario de Gobernación, anunció un proyecto tendiente a trabajar en el tejido social de Ciudad Juárez, lo cual suena bien y mejor sonaría si se anunciara que las inversiones en infraestructura, educación y espacios públicos en la frontera corresponderán a la aportación que la ciudad da a el Producto Interno Bruto (PIB) nacional.


Insatisfacción de Calderón

La misma semana de las declaraciones por lo menos desafortunadas de Fernando Gómez Montt, el presidente de la república Felipe Calderón, estuvo de visita relámpago en la entidad, con el propósito de inaugurar una planta industrial y a Ciudad Juárez ni volteó, ignoró totalmente la situación que su «guerra» ha creado en la ciudad fronteriza y ante la ola de reproches y críticas por la actitud presidencial, el gobernador José Reyes Baeza, salió al paso de los señalamientos, declarando que en corto el presidente le dijo de su preocupación por Ciudad Juárez y su insatisfacción por los resultados del Operativo Conjunto Chihuahua.

Lo anterior no quitó el mal sabor de boca dejado por el desdén presidencial. Los juarenses, que no se dedican al narcotráfico y que son con mucho una inmensa mayoría; los juarenses que se levanta a las cuatro de la mañana, para poder estar a tiempo en el trabajo en la fábrica de maquila, después de lidiar y sufrir por más de una hora con el transporte público, no han tenido ni una palabra de aliento en estos días de desesperanza y desánimo, todo ocasionado por las irregulares elecciones del 2006.

Ahora resulta que el narcotráfico que históricamente floreció al amparo del gobierno en todos sus niveles, es culpa de la sociedad. Entonces miente quien fuera el capo de capos Ángel Miguel Félix Gallardo, al declarar al reportero de Milenio, Diego Osorno, que él era como un Secretario de Estado, encargado de la cartera del narcotráfico, así como hay una secretaría para el trabajo y otra para la reforma agraria.

Urge que al igual que en Colombia se gane la «guerra», sin importar si la producción y exportación de cocaína haya crecido en el país latinoamericano, pero está dedicando sus mejores afanes a mejorar las condiciones de vida de los colombianos, dedica mayores inversiones a la educación, a los espacios públicos, a los programas sociales, así lo hacen los países exitosos en el mundo y tratan a los adictos, como lo que son enfermos que requieren atención medica no punitiva.

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