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miércoles, 10 de noviembre de 2010

«Queremos escuelas, queremos trabajo, queremos hospitales… No queremos federales»

Piden justicia por la agresión a José Darío Álvarez

 Por Antonio Pinedo

Poco antes de las seis de la tarde ya se contaban alrededor de cuatrocientos manifestantes mayoritariamente jóvenes universitarios, pero había un poco de todo. La cita era en la mega bandera y el sol se esfumaba, trayendo un fresquecito que invitaba a ponerse un suéter, se iniciaba una marcha de repudio a la presencia de las fuerzas federales en la ciudad y que unos cuantos días antes habían baleado al estudiante de sociología de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, José Darío Álvarez.
El ambiente era de alegría y tal vez en algunos, de  preocupación disimulada.  Uno de los jóvenes organizadores explicaba el significado de las tres banderas: «La verde significa que todo está bien, la blanca, que nos encontramos un convoy de federales y soldados y todos nos tiramos al piso y la roja, significa que hay que correr y el punto de reencuentro es el hospital general», lo último arrancó risas, probablemente algunas nerviosas.
Los jóvenes se identificaban más por la edad que por el aspecto, los había con rastas y pelo largo y otros que se veía muy formales, inimaginables en una marcha callejera… la causa ameritaba eso y más.
Se volvieron a repetir las indicaciones del  significado de las banderas y se pidió que se formaran de seis en seis y entretejido los brazos, no más de quinientos, pero los jóvenes seguían llegando. Poco antes de las seis y media de la tarde, ya prácticamente sin sol, se dio el arranque a la marcha de repudio a la presencia de las fuerzas federales y la petición del cese a la violencia, cuya una de las últimas víctimas había sido un estudiante universitario baleado por la espalda dentro del campus del Instituto de Ciencia Biomédicas y que le costó un riñón y dos de cinco operaciones que serán necesarias para su rehabilitación. 
La marcha seguía engrosándose, los juarenses que protestaban por la violencia y la presencia de los judiciales federales en la ciudad crecía, los quinientos iniciales en sólo unos metros se hicieron seiscientos y en dos cuadras mil y siguió creciendo, antes de llegar a Henry Dunant, se había arrancado en donde finaliza la avenida López Mateos, precisamente a  un costado del Instituto de Ciencias Sociales, ya en la Dunant se podía hablar de más de mil juarenses especialmente jóvenes universitarios que coreaban sin cansancio: «Estudiar, aprender para chota nunca ser»; «Juárez Juárez no es cuartel, fuera Ejército de él», por cierto que este grito se hizo más fuerte y patente al pasar por la ciudad militar que se encuentra sobre la avenida Triunfo de la República. Recordando a José Darío el grito era: «si nos dan a uno; nos dan a todos».

 Durante la marcha supe de una consigna que no fue coreada salvo en la primera ocasión en que los jóvenes salieron a tomar las calles: “Señor Calderón, porque no usó condón; señora Hinojosa por qué parió esa cosa». Esta vez no lo corearon, y allá en el fondo del ánimo del cronista apareció el deseo de oírla en el coro juvenil, pero también desde el mismo lugar imperó la cordura y pensé que podría ser considerada provocación y lo último que se buscaba es que una manifestación tan bien organizada fuera a terminar en otra tragedia como en la que se  baleó a los estudiantes.
Luego de cuatro o cinco kilómetros de caminata, poco más de dos horas de recorrido se llegó al campus del Instituto de Ingeniería  y el de Arquitectura y Diseño. Sobre la avenida del Charro.
El tráfico vehicular fue interrumpido sólo sobre un carril y las expresiones de simpatía de los automovilistas o de los espectadores que en gran número miraban pasar a los jóvenes en su marcha desde las banquetas era de una mezcla de asombro y admiración, porque el miedo que permea en la ciudad había sido vencido por estos jóvenes, que esperaban encontrar un convoy de policías federales para tener la oportunidad de tirarse al piso y mostrar en la manera más grafica posible su repudio a la presencia de fuerzas policíacas que han demostrado por más de dos años su ineficacia.
No se cansaron los estudiantes ni los ciudadanos que en un buen número los acompañaron. Al término de la marcha realizaron una breve asamblea en el ICB y se comprometieron a seguir en la lucha. La agresión a José Darío, era el pretexto, la lucha es por regresar la paz a la ciudad, la lucha es por Juárez.

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