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martes, 20 de diciembre de 2011
Los de pie
¿A cuánto el voto número 13?
Por Luis Villagrana
Para completar exitosamente la mayoría calificada en el Ayuntamiento de Juárez y que se pudiera aprobar que el gobierno de Teto Murguía endeudara a la ciudad con dos mil millones de pesos para implementar un programa masivo de pavimentación debieron converger dos intereses: el lucrativo negocio inmobiliario en el poblado de San Agustín y la urgente necesidad del alcalde por cumplir el compromiso contraído con la familia Vallina para entregarle completa su zona de «bisnes».
La convergencia estriba en que prominentes ejidatarios, entre ellos el regidor panista Héctor Hernández, hicieron comunión con el priísta Leopoldo Canizales, cabildero del alcalde, para aprobar el plan parcial de San Agustín, con lo que se modifica el estatus agrario de la tierra y da paso al jugoso negocio de venta de vivienda, de terrenos industriales y de comercio. En esta transacción, como en la del préstamo, el voto a favor del edil albiazul fue clave. El 13 que se requería.
En esa sintonía tan propia de panistas y priístas de qué me das y qué te doy, el alcalde tendrá dos mil millones de pesos para terminar los trabajos del Libramiento Camino Real, obra de comunicación clave para acceder a la famosa «Ciudad Vallina», donde abundan los intereses en dólares de la familia Vallina, Patricio Martínez y de familiares del propio presidente municipal, entre otros.
Dicho sea de paso, con ese dinerillo el alcalde podrá justificar su hasta ahora intrascendente estancia en la alcaldía al implementar el programa de pavimentación, además de hacer hoyos aquí y allá por toda la ciudad, con lo que quedaría justificada la campaña de promoción de obras que tanta renta electoral trae.
En realidad esto es un juego de mezquindades en el que todos están salpicados, dado que la oposición a esta transacción de grupos de panistas representados por su dirigente local, Hiram Contreras, con apoyo de albiazules chilangos, no recuerdan que la principal promesa de campaña electoral, hace algunos años, de su correligionario Sergio Pedro Holguín Lucero fue la de pavimentar toda la ciudad. No lo podía hacer sino endeudando al municipio.
El argumento para contraer la deuda es más que válido, pues la pavimentación de calles, sobre todo en colonias de la ciudad, beneficia la salud de los residentes en la zona, aumenta la plusvalía de sus viviendas y mejora la seguridad pública, entre otras bondades.
El asunto estriba en que ni panistas de oposición, ni priístas en el gobierno, difunden un análisis serio del costo real de ese préstamo millonario, que informe no cómo se va a pagar, sino de los impactos reales que tendrá en las subsiguientes administraciones. Los panistas opositores dicen que afectará a los siguientes siete gobiernos municipales, pero no lo fundamentan.
La otra parte del asunto es lo que respecta a las licitaciones, qué empresas serán beneficiadas con la ejecución de las obras y si éstas no tendrán una lógica de renta electoral y de negocios en los sitios donde se apliquen.
No es infundada esta preocupación de muchos, nada más hay que recordar que en el trienio anterior de Teto Murguía todavía no pasaba el mes de su gestión y ya habían surgido, como hongos venenosos, decenas de empresas proveedoras de servicios al gobierno conformadas por los miembros de la pandilla del Teto. Dios quiera que no nos salga caro a los ciudadanos el voto número 13.
lvillagrana04yahoo.com.mx
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