Entre las primeras reacciones está la del propio alcalde Héctor Teto Murguía que negó que fuera impopular, cuando todavía a estas alturas no se puede afirmar que los automovilistas lo conozcan, sin embargo, declarar que no es impopular en tan temprano momento es falso y no requiere mayor argumentación, por la simple razón de que todos los impuestos son impopulares y su propio nombre lo dice «impuesto», evidentemente se presupone que no se pagan voluntariamente, de hecho llamarlo contribución es un error, porque cabe la posibilidad que alguien diga no quiero o no puedo contribuir, la contribución implica entrega voluntaria.
De entrada pues, es impopular, pero aquí no debe ser el punto a debatir, sino su urgente necesidad, dado que el erario municipal está en situación muy difícil por su voluminoso gasto corriente y la opacidad en general en el gasto público, no sólo municipal, sino de todas las esferas de gobierno y de manera atávica.
Muchos juarenses con gusto «contribuirían» con esos 300 pesos a las arcas municipales, si puntualmente se informa en que se invertirán esos más de cien millones de pesos a ser recaudados. Que no vaya a pagar los altos salarios de los amigos que ayudaron en campaña y que engrosan las filas de la burocracia municipal ya como una tradición.
Es evidente que el municipio requiere de mayores recursos para su funcionamiento, los rezagos de la ciudad se acumulan y parece que nunca se le pondrá mano al asunto, porque ciertamente hay un proyecto ambicioso que requiere de un endeudamiento de 2,000 millones de pesos por parte del municipio para rehabilitar el pavimento existente y abatir el rezago de casi el cincuenta por ciento de carpeta asfáltica en la mancha urbana, pero esos son recursos etiquetados y bueno es que así sean, aquí sólo habría que estar atentos como sociedad a que los trabajos se hagan con materiales de buena calidad y evitar la oportunidad de negocios para los amigos.
«La tenencia municipal», es un impuesto que no es generalizado y únicamente hace pagar a quienes tiene la posibilidad de tener automóvil, lo cual lo convierte en un impuesto que va a las clases que lo pueden pagar, por otra parte trescientos pesos es una cantidad módica por año, lo cual parece apropiado, si como su nombre oficial lo dice se destina a inversión e infraestructura.
Sobre lo anterior sólo habría que exigir que sean dados a conocer los proyectos a los que se destinará en forma puntual, que no se vayan a perder en la bolsa general y terminen pagando salarios a los amigos.
Editorial de la edición 1011
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