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viernes, 11 de mayo de 2012

Los de a pie


Los panistas pecadores
Por: Luis Villagrana

Por los pasillos del destartalado edificio del Partido Acción Nacional (PAN), allá en la calles 5 de Mayo y 16 de Septiembre, se respira un aire enrarecido, cortado por las tensiones que han sido  escaladas por los propietarios de las siglas oficiales: Galindistas, Corralistas, Cruzistas, Dhiacos, más los que se acumulen esta semana.
Están en plena campaña, pero a diferencia de otras, no hay efervescencia. Cierto, al visitarlos para que este reportero entrevistara al senador Ramón Galindo, hacían distintas actividades: encartaban volantes, preparaban pendones y conformaban la estructura de representantes de casillas.
Pero estas actividades se daban de forma silenciosa, sin los apuros que dan las motivaciones de ganar, con movimientos lentos, más bien mecánicos, como si fueran las tareas diarias de una aburrida oficina burocrática, realizadas por un fastidiado funcionario que atiende una ventanilla.
Por sus pasillos, en sus recovecos, donde se ubican las distintas oficinas, pude conversar con algunos funcionarios del PAN y en todos ellos bailotea la idea en su cabeza de que debe haber expulsiones una vez pasando las elecciones, como una forma de expiación de sus pecados.
Claro, se refieren al marranero que provocaron en la elección interna, costo que le cargan a Cruz Pérez Cuéllar, sempiterno líder que tiene más vidas que un gato, nomás recuérdese la ocasión en que hizo votar hasta los muertos, caso conocido como el Batopilazo, en las mismas barbas de Gómez Morín.
Pero no es el único, también Carlos Borruel canta bonito las rancheras, porque me pude enterar que llegaron hasta las oficinas blanquiazules exigencias de distintas personas de cobros hasta de 18 mil pesos por concepto de acarreo hasta las urnas.
Casos todos documentados por notario, en los que se observa que Borruel ofreció 200 pesos por cada cabecita llevada hasta la urna para que votara por su proyecto de nación, el cual pensaba impulsar desde-la-tribuna-más-alta-del-país.
A Normando Sagarnaga, soldado del PAN, le asignaron a chaleco la coordinación de la campaña de Alma Rosa Molinar, candidata a diputada por el Distrito 01, pero no la pudo mover ni con grúa por lo que prefirió aventar la toalla al centro del ring, antes de que aquello terminara por chamuscarlo.
En plática con Sagarnaga se le pregunta de forma directa si renunció por problemas de inactividad de la candidata y éste, entre titubeos comenta: “No, no, no, la campaña de Alma Rosa Molinar está bien, todos trabajan muy bien, están muy contentos”, aunque admite tener algo que ver con los chismecillos que aparecen en las columnas de los medios de comunicación.
En la entrevista, el senador Ramón Galindo admite que es necesario castigar los delitos electorales cometidos por los protagonistas del cochinero, aunque evitó mencionar los nombres, supongo que se refiere a Pérez Cuéllar y a Borruel, esto si se atiende la resolución de la autoridad electoral a favor de Javier Corral, el que finalmente se quedó con la candidatura del PAN.
A todos se les observa en la cara la culpa, en mayor o menor medida, dada su conformación conservadora (mocha, dirían otros), quizá sientan el flagelo de dios por los pecados cometidos, quizá ya se dieron cuenta que son la parte oscura del PRI, brazos del mismo cuerpo y eso los atormenta.

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