Los de a pie

El aire fresco de los jóvenes

Por: Luis Villagrana

Es esperanzador que los jóvenes de las universidades del país, públicas y privadas, se hayan lanzado a las calles a exigir veracidad en el manejo de la información que difunden los medios de comunicación y también en contra de Enrique Peña Nieto porque ven en él la representación del pasado ominoso que tanto ha perjudicado al país.

También es sorprendente porque muchos afirman que los jóvenes no vivieron la experiencia del viejo régimen totalitario creado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por tanto no sienten ese rechazo casi natural por algunas de las rémoras de ese instituto político.

Ya vimos que esto no es así, por lo menos no en esa forma absoluta con que esos muchos lo dicen. Parece ser que los chavos comparten el hartazgo de los hombres y mujeres de más de 40 años, generaciones que padecieron todo tipo de debacles tricolores.

La verdad es que se necesita tener la piel de elefante para no estar hasta la madre de líderes en extremo corruptos, como Elba Esther Gordillo de Educación, de Romero Deschamps de Petróleos, de niños verdes y delincuentes y otros paleros del poder en turno, de Calderón y su guerra infructuosa, de sacerdotes lumpen como Onésimo Cepeda, de extrañas criaturas como Serrano Limón de Provida y de tantos otros gandallas que viven muy a gusto del presupuesto público.

También de televisoras como Televisa y Tv Azteca, abusivas en el manejo de la información, con pretensiones de imponer candidatos y leyes a modo, lo que las convierte en enormes barriles sin fondo para tragarse todo el dinero, el público y el privado.

Por estas y muchas otras razones las manifestaciones de estos estudiantes, realizadas por estos días, le dan oxígeno a la vida política de este país. Qué buena noticia, los estudiantes no son muertos vivientes que van a la universidad sólo para obtener un medio para hacer dinero o sólo para prepararse técnicamente y después abandonar el país.

Ojalá y sean ellos los que prendan la mecha, que esto truene de una buena vez, a ver si de los escombros salen los nuevos materiales para construir este país como ordena la decencia, aunque quizá sea este artículo sólo una expresión algo visceral, una forma de decir que ya estamos hasta la madre.