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miércoles, 1 de febrero de 2012

AMLO y los feminicidios


Por Luis Villagrana
El 24 de enero una lluvia fría y persistente rompió con los días soleados de esa semana, pero no fue impedimento para que unas 800 personas se congregaran en el teatro de la UACJ «Gracia Pasquel» a esperar el arribo de Andrés Manuel López Obrador, quien a su llegada al aeropuerto respondió a la pregunta de un reportero: ¿porqué Juárez para realizar un foro regional de mujeres?
En medio de una maraña de micrófonos de radio y televisión y con la presencia cercana de curiosos viajeros que se detenían a observarlo, el precandidato presidencial de la alianza Movimiento Progresista se limitó a contestar: «Por obvias razones».
López Obrador, el precandidato de las izquierdas aglutinadas en el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, llegó a Ciudad Juárez, apenas días antes de que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), difundiera un informe.
Las cifras contenidas en el informe de la Comisión dan cuenta de un saldo de 306 mujeres asesinadas durante 2011 y en Ciudad Juárez, se dio el registro más alto de los últimos 18 años, además de un incremento de más del 60 por ciento de feminicidios en todo el país.
El acarreo goza de cabal salud
Al filo de las 13:00 horas, minutos antes del arribo de López Obrador al teatro, llegaron ocho camiones de transporte público de pasajeros repletos de colonos que venían bajo la supervisión del profesor Olivas, dirigente de la vieja guardia del desaparecido Comité de Defensa Popular (CDP).
Al bajar de las unidades, los colonos se repartieron mantas y pancartas con mensajes como «AMLO eres nuestra última esperanza» y «Es un honor estar con López Obrador»; luego, muy en orden, se introdujeron al recinto para encargarse de la nota festiva del foro.
El Foro Regional de Mujeres –el primero de tres que se planean- a decir de sus organizadores, tiene como objetivo reunir las demandas de las féminas para que el candidato elabore una propuesta de campaña con criterios de género.
Hombres y mujeres, con niños asidos de las manos, terminaron por saturar el teatro, con capacidad de 600 butacas, ya ocupadas a esas horas, por lo que tuvieron que acomodarse en la parte alta de los pasillos y en el balcón del segundo piso, bajo el cuarto de controles técnicos, además del vestíbulo.
Candidatos reciclados
Alejados del interés mediático de prensa, radio y televisión, los candidatos a diputado escogidos por la alianza Movimiento Progresista hacían esfuerzos por colocarse en el foco de atención de los medios de comunicación, con resultados infructuosos.
José Luis Rodríguez, ex militante del PRI, del PAN, del Verde Ecologista y ahora miembro de Movimiento Ciudadano, terminó por diluir su presencia entre los fans del Peje, mientras que Graciela Espejo, quien recientemente aspiró a dirigir el destino del Partido Acción Nacional en Juárez, permanecía quietecita, de bajo perfil,  en una de las butacas de enfrente, en tanto que con un poco más de movilidad el dirigente de los restauranteros, Federico Ziga, repartía discretos saludos de mano.
Tomás Julián, otro de los candidatos de la alianza, antiguo aliado de la derecha en el Partido Acción Nacional y pieza mimada del ex alcalde albiazul, Jesús Alfredo Delgado, puso ahora a disposición de las izquierdas a un menguado contingente –lo que queda en Juárez– de veracruzanos, sus paisanos y ariete político del médico.
Izquierdistas de la academia, principalmente de la UACJ, del Sanborns y del bar de Eugenio, además de priistas como Ramón Ortiz, se reunieron en el teatro para ver y escuchar a López Obrador y divertirse con él.
Las «obvias razones»
El ambiente festivo se aceleró a la llegada de López Obrador, quien protegido del frío con una chamarra gris, de lana, encima de una camisa blanca y un pantalón negro, repartió saludos en el recinto, se sentó a escuchar a las oradoras que ya lo esperaban en el pódium.
La presidenta de la Comisión Especial de Feminicidios de la Cámara de Diputados, Teresa Incháustegui Romero, principal oradora del foro, se encargó del posicionamiento político sobre la problemática de las mujeres.
«Los feminicidios registran un aumento acelerado del 60 por ciento a nivel nacional de 2007 a la fecha, incluso algunos estados presentan porcentajes de hasta 70 y 80 por ciento, como en el caso de Chihuahua, particularmente en Ciudad Juárez», enfatizó la legisladora perredista.
Dijo que en México ocurre una violación sexual cada cuatro minutos y actualmente siete de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia, por lo que la Comisión que preside planea citar a comparecencia a 20 procuradores del país a rendir cuentas ante el Congreso en febrero de este año.
Señaló que el asesinato doloso, el abuso sexual, el maltrato psicológico y la discriminación que sufren las mujeres es  más alto en los estados de Chihuahua, Baja California, Durango, Tamaulipas, Sinaloa, Guerrero y Veracruz.
Ya la Conavim había señalado que el año 2010 cerró con un saldo de 306 mujeres asesinadas y en Juárez registró el mayor número de feminicidios de los últimos 18 años. En conjunto, en 2009 y 2010 ocurrieron en esta ciudad 469 asesinatos de féminas, más del 50 por ciento de todos los cometidos en los anteriores 18 años.
El organismo indica en su informe que la cifra de  homicidios en un solo año no tiene antecedente en esta ciudad, marcada por el crimen de género entre 1993 y 2007, lapso en que hubo 427 casos, de los cuales 200 siguen sin ser aclarados y 52 de los cuerpos no han sido identificados.
Indica que en Chihuahua la cifra de homicidios rebasó a la autoridad y en su mayoría las fuerzas policíacas lo atribuyen a las bandas del crimen organizado que disputan el control de la ciudad para realizar sus operaciones ilícitas.
Expresa que entre las víctimas se encuentran niñas, ancianas, mujeres policía, una empleada consular de los Estados Unidos, una subprocuradora, regidoras, empleadas de maquila, amas de casa, bailarinas, cantineras y sexoservidoras.
La Conavim señala que entre los casos destacan las ejecuciones de las luchadoras sociales Judith Reyes, masacrada en enero de 2010 y de Marisela Escobedo, asesinada el 16 de diciembre frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, en el momento de que exigía justicia al gobernador, César Duarte, por la muerte de su hija.
Bien portadito
Muy lejos de su estilo polémico, en un tono de voz mesurado, rayando en lo monótono, sin obedecer a la regla del orador que asegura que «emoción mata razón», López Obrador, dio a conocer un decálogo de promesas, mismas que repite en cada plaza a la que acude. El precandidato evitó abordar los problemas concretos que enfrentan las mujeres en esta ciudad.
López Obrador enlistó su  decálogo en el que aseguró que habrá honestidad, no se enfrentará la violencia con la violencia, se combatirá la pobreza por razones humanitarias, se reconocerá con hechos la igualdad de la mujer y se garantizará el derecho a la salud y a la seguridad social.
Señaló que se combatirá por todos los medios el machismo y la discriminación, se hará justicia a las personas víctimas de la violencia, se creará una comisión de la verdad conformada con abogadas y defensoras de los derechos civiles para hacer justicia a los familiares de las mujeres asesinadas, se apoyará a niñas y jóvenes estudiantes discapacitadas, madres solteras y adultos mayores con becas y pensiones, además de abrir más espacios para la participación de las mujeres en el gobierno.
Al término de su discurso, el precandidato de Movimiento Progresista se negó a ofrecer una rueda de prensa, por lo que no quedó más remedio a los representantes de los medios de comunicación que echarle encima los micrófonos y las grabadoras, ávidos de una polémica, tentación que el Peje resistió hasta el final.
Ante la afirmación de que él sí acabaría con la violencia sin la violencia, la pregunta se centró en el cómo, a lo que López Obrador respondió: «ampliando y garantizando el derecho al bienestar», pero la pregunta volvió: «Y cómo», a lo que contestó: «yo no combatiré un cártel para proteger a otro». Enseguida el Peje volvió a su posición cautelosa: «No, no, miren, yo no tengo pruebas para afirmarlo, pero hay suspicacias».
 Afuera ya lo esperaban sus seguidores para la foto del momento, los abrazos y los besos. Se subió a una camioneta gris, en donde lo esperaba ya en su interior Dante Delgado Ranauro, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano para viajar a Zacatecas donde se llevaría a cabo un foro sobre migración.

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