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miércoles, 8 de febrero de 2012
Los de a pie
¿Qué pasó Teto?
Por Luis Villagrana
El domingo 29 apareció el inmutable rostro del militar Julián Leyzaola, director de Seguridad Pública Municipal, sosteniendo una fotografía en la que aparece el rostro de Juan Antonio Morales, presentado por el policía como el «Tin-Tan», líder del Nuevo Cártel de Juárez y autor intelectual de la ejecución de agentes.
El martes 31 de enero aparece Morales, junto con su esposa, sentado en la Plaza de San Jacinto, en El Paso, donde reside, presentando evidencias de no haber sido el delincuente que dice que es el jefe policíaco Leyzaola.
Incluso, el residente paseño, asegura haber acudido a las oficinas de la policía para preguntar si es investigado por algún delito y este organismo le afirma estar «limpio», cero antecedentes policíacos.
En la aparición pública Leyzaola dice que la acusación en contra del señor Morales está basada en una investigación conjunta entre Seguridad Pública y ese organismo policíaco de Estados Unidos, lo que da más confiabilidad a sus dichos.
El jefe aparece en los medios mostrando la foto del señor Morales, su actitud franca con la imagen en sus manos y posando para la tele, no parece decirnos que la información fue, como se dice en el argot periodístico, fuera de libreta, confidencial, no para publicarse en los medios, como argumenta en su favor.
¿Qué pasó Teto? Todavía, ese domingo, el director de Comunicación Social del gobierno municipal dijo que no había comentarios al respecto y también mencionó que el jefe de la corporación policíaca no estaba disponible.
El 31 de enero, con la parquedad y la dicción confusa con la que se caracteriza el habla de Teto Murguía, éste dijo que “estaba mal, muy mal que los medios hubieran publicado esa información, luego dijo que en este tema él permanecería “abstracto”, sí, así dijo, “abstracto”, quiero pensar que el alcalde quiso decir al margen de esta polémica.
¿Una pifia? ¿Un error garrafal? ¿La DEA oculta información? ¿Cómo se produce este error? ¿Por qué es importante aclararlo públicamente? Entre otros motivos, porque resulta verdaderamente aterradora la facilidad con la que una autoridad le echa encima toda la maquinaria de su poder encima a un ciudadano común.
Porque usted, yo y el otro, en cualquier momento puede ser acusado de sicario, narcotraficante o extorsionador y así, sin ninguna explicación, se lo pueden llevar a algún un lugar del que puede que no vuelva nunca jamás.
Al momento de escribir esto al jefe policíaco se le puede ocurrir que estas letras son beneficiarias del narco, recurso muy socorrido por las autoridades a la hora de evadir las críticas en su contra: tratar de desprestigiar a quienes no coincidan con ellos, es la técnica.
Estamos hablando de la violación de las garantías individuales, sagradas para los ciudadanos y plasmadas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que el jefe Leyzaola debe respetar, aunque su lucha contra los delincuentes sea ardua y loable, sí, pero debe respetar esos derechos.
No sabemos qué hay en los entre telones de las corporaciones policíacas, que en asuntos como estos se tornan tan oscuros como los de la delincuencia. ¿Qué pasó ahí Teto?
lvillagrana04@yahoo.com/www.letranoamada.blogspot.com
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