Por Rodrigo Borja
El domingo pasado la jornada electoral para elegir a candidatos al Senado por parte del Partido Acción Nacional, terminó, como ya los analistas políticos la preveían: ganaron los que mayor capacidad de «acarreo», o llamado elegantemente movilización tendrían y por supuesto fueron los precandidatos Carlos Borruel Baquera y Cruz Pérez Cuéllar, dejando en el camino a Javier Corral Jurado, quien de los tres, menor base de apoyo partidista tiene y por ende capacidad de acarreo.
Aun cuando las cifras oficiales no se han dado a conocer, con el conteo de poco más del 64% de los votos, el 37.62 por ciento se lo está llevando el juarense Cruz Pérez Cuéllar y el 37.31 por ciento el ex alcalde de la ciudad de Chihuahua Borruel Baquera, dejando con un 24.04 por ciento y fuera de las candidaturas al diputado federal Javier Corral, quien buscaba con esta elección un cuarto período como legislador y una segunda estancia de seis años en el Senado.
La jornada electoral, como ya se está haciendo tradición en el PAN, terminó en un batidero y duras acusaciones de la parte perdedora, quien por otra parte dice tener un «arsenal» de pruebas para impugnar la elección, lo que si fue visible y lo consigan todos los medios de comunicación y lo acreditan con fotografías, fue el acarreo de votantes en por los menos seis de las 135 casillas externas, sobre todo en la zona periférica de Ciudad Juárez, no se tiene datos precisos de otras ciudades de la entidad, pero el precandidato perdedor Javier Corral, asegura que Borruel Baquera, utilizó el padrón del programa Oportunidades para el acarreo de votos en toda la entidad.
Un testimonio consignado por reporteros de El Diario de Juárez, nos dice: «Vengo a votar por Cuéllar. Vivo en la División del Norte y nos habían apuntado para la despensa, pero en este momento no veo a la muchacha», dijo Alicia Torres de León, sólo es un botón de muestra de las prácticas utilizadas en el proceso del domingo pasado.
Según las cifras preliminares la participación total podría ser de alrededor de 100 mil personas, lo cual no deja de sorprender ya que el padrón panista estatal es de alrededor de doce mil militantes y las campañas pasaron prácticamente desapercibidas, por lo que los hasta poco menos de once mil votos obtenidos por Javier Corral, quedarían bajo esta misma lógica del acarreo, aun cuando la elección fue abierta a toda la ciudadanía, lo cierto es que, fue un proceso en el que se enfrentaban la capacidad de los tres para «acarrear» votos.
Una tradición
Por lo menos desde el año 2000 las elecciones internas del PAN han sido controversiales, la de aquel año, fue la acusación de fraude de parte de Ramón Galindo, contra Javier Corral, aunque cuando fue en asamblea cerrada sólo a militantes. En aquel año apoyadores de Galindo secuestraron a la dirigencia estatal y tomaron por varios días las oficinas del Comité Directivo Estatal del PAN y el episodio terminó con la expulsión por un año de Galindo Noriega, quien actualmente es senador de la república.
Luego del proceso electoral del domingo pasado se habla de que las viejas prácticas priistas, estuvieron presentes en la elección sobre todo el acarreo con la promesa o la entrega de una despensa, lo cual tiene en la cobertura periodística de la jornada suficientes testimonios.
Hace quince días en la jornada del 5 de febrero para elegir candidato presidencial, las acusaciones de las mismas prácticas fueron la nota desde un día antes, pero ahí la voluntad presidencial ordenó una cara sonriente y de unidad para la foto y ésta se logró aun cuando era larga la cara de Santiago Creel y de Ernesto Cordero y sólo sonreía Josefina Vázquez Mota, quien fue acusada previamente y durante la elección del ejercicio de prácticas antidemocráticas y de acarreo. No pasó a mayores.
Está visto pues que sea en convención estatal o abierta a la ciudadanía o a la militancia y adherentes, los procesos electorales del PAN en los niveles nacional, estatal o municipal, terminan siendo un batidero por lo menos en la última década.
Se dice, que es el uso de las prácticas priistas, y la afirmación podría ser exacta, pero en el Partido Revolucionario Institucional, se ha dicho desde siempre que «a puñaladas iguales, llorar es cobardía».
La expulsión de Borruel y Cruz
Por las llamadas redes sociales hay un verdadera andanada de acusaciones entre los tres contendientes y entre ellas destaca un breve texto en Facebook, que subió a la nube el varias veces ex precandidato a puestos de elección popular por el Partido Acción Nacional, Pablo Cuarón, militante muy cercano a Javier Corral y Francisco Barrio, aun cuando nunca hayan cuajado sus aspiraciones políticas, el empresario juarense está pidiendo la expulsión del partido de Carlos Borruel Baquera y Cruz Pérez Cuéllar.
La voz de Pablo Cuarón, al margen de sus filias internas, es un voz respetable y acreditada, por lo que su mensaje de Facebook, tiene una dimensión diferente a los centenares que están circulando por las redes sociales. A continuación los comentarios de Pablo Cuarón en Facebook y los de otros personajes del PAN a otros medios de comunicación:
«Debemos todos de solicitar la anulación de esta burla. No puede considerarse ni limpia, ni mucho menos democrática. No solo eso, tienen que salir del partido estas dos personas que actúan y profesan distinto, y han puesto en máximo peligro la credibilidad de toda una institución que ha sido y debe seguir siendo ejemplo de representatividad ciudadana y de respeto democrático. Javier Corral ha empezado un avance de limpia interna que será histórico en el país, a ver si la enseñanza a los inmorales los saque de la institución».
Pablo Cuarón en Facebook
«Con el acarreo descarado que hubo de grupos de priistas que creo yo que ensució la elección de una manera muy grave»
Carlos Angulo
«Si yo tuviera la responsabilidad, pues yo anulaba todos los centros de votación donde se ha comprobado, al menos ustedes visiblemente lo saben, el acarreo descarado que se dio con la intervención del PRI en nuestra elección»
Hiram Contreras
En tono con lo anterior Javier Corral Jurado, declaró desde el domingo en la noche, que comenzará una batalla legal para anular el proceso electoral, que esta ocasión no lo favoreció.
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